lunes, 28 de febrero de 2011

El manantial


Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa. Mahatma Gandhi.
En un caluroso día de verano, tres viajeros se reunieron junto a un fresco manantial, que estaba al lado del camino, rodeado de algunos árboles y de húmedo césped; el agua, pura como una lágrima, caía en un recipiente naturalmente hecho en la piedra; luego se vertía para esparcirse por la pradera.
Los viajeros descansaron a la sombra de aquellos árboles y bebieron agua del manantial.
Junto a él vieron una piedra en la cual se leían estas palabras:
“Pareceos a este manantial”
Los peregrinos leyeron la inscripción, después se preguntaron su significado.
-Es buen consejo -dijo uno de ellos, que era comerciante-. El arroyo corre sin cesar, va lejos, recibe agua de otros y se hace un gran río. Así, el hombre debe imitarle ocupándose de sus asuntos, y siempre triunfará y conseguirá riquezas.
-No -dijo el segundo viajero, un joven–. A mi entender, esa inscripción significa que el hombre debe preservar su alma de los malos instintos, de los deseos malos; su alma debe estar tan pura como el agua de este manantial. Actualmente, esta agua da fuerzas a los que, como nosotros, se detienen para beber; si hubiese atravesado el universo, si el agua estuviera turbia, ¿qué utilidad tendría?, ¿quién la querría beber?
El tercer viajero, que era anciano, sonrió y dijo:
-Este joven tiene razón. El manantial, dando de beber a los sedientos, enseña al hombre a practicar el bien indistintamente, sin esperar recompensa, sin contar con el agradecimiento.
León Tolstoi

Se ha ido la tristeza


Iba yo por un camino, cuando una voz de mujer detrás de mí me dijo:
- ¿Me conoces?
Me volví y le contesté:
- No recuerdo tu nombre.
Ella me dijo:
- Yo soy aquella Tristeza profunda que sufriste hace tiempo.
Sus ojos se parecían a la mañana cuando el rocío está todavía en el aire.
Permanecí en silencio y luego le pregunté:
- ¿Has perdido aquella carga inmensa de lágrimas?
Ella sonrió sin contestarme.
Comprendí que sus lágrimas habían tenido tiempo de aprender el lenguaje de las sonrisas.
Me recordó:
- Una vez aseguraste que conservarías tu tristeza para siempre.
Avergonzado, respondí:
- Es verdad, pero los años han pasado.
Después, con su mano entre las mías, le dije:
- Pero tú también has cambiado.
Entonces, ella me contestó, serena:
- Debes saber que lo que un día fue Tristeza es ahora Paz.
RABINDRANATH  TAGORE

No corras...


Luchar contra ciertas cosas que sólo se solucionan con el tiempo es desperdiciar energías. He aquí una historia china muy corta que ilustra bien lo que quiero decir:
En medio del campo, comenzó a llover. Las personas corrían en busca de abrigo, excepto un hombre que continuaba caminando lentamente.
-¿Por qué no corre usted? – le preguntó alguien.
-Porque más adelante también está lloviendo –fue su respuesta.

Paulo Coelho.

Da más de lo que esperan de ti


Hace ya muchos años, un hombre fue contratado en un puerto para pintar una barca. Llevó hasta el muelle con él pintura y brochas, y comenzó a pintar la barca de un rojo brillante, tal y como había convenido con el dueño.
Mientras hacía su trabajo, se dio cuenta de que la pintura estaba traspasando el fondo de la barca y mojando el suelo del muelle. Al fijarse con más atención, detectó un orificio en el casco y decidió repararlo.
Cuanto terminó la labor por la que había sido contratado, percibió su dinero y se fue. Pero cuál fue sorpresa cuando al día siguiente el propietario de la barca lo fue a buscar y le pidió que aceptara un nuevo cheque.
–¡Pero usted ya me pagó lo que convinimos por la pintura del barco! –exclamó sorprendido el trabajador.
–Mi querido amigo, usted no comprende –le respondió el patrón–. Cuando le pedí que pintara mi barca, se me olvidó hablarle del orificio que tenía en su casco. Tampoco se lo había dicho a mis hijos, quienes, al ver la barca ya pintada y seca, salieron de pesca cuando yo estaba ausente. No se imagina la angustia que sentí cuando volví y me di cuenta de que se la habían llevado. Pensé que podría hundirse en alta mar y hacerlos naufragar. Al verlos regresar sanos y salvos, examiné la barca y deduje que, sin que yo se lo pidiera ni le hubiera pagado por ello, usted había decidido perder parte de su precioso tiempo en reparar el agujero. ¡Su pequeña buena acción ha salvado la vida de los dos seres que más quiero! ¡No hay dinero en el mundo que pueda pagar su generosidad!
No te limites a hacer lo que esperan de ti. No importa para quién, cuándo ni cómo… da siempre lo mejor que llevas dentro.

Ama sin prejuicios


Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única. Jorge Luis Borges.
Moses Mendelssohn, abuelo del conocido compositor alemán, distaba mucho de ser guapo. Además de una estatura algo baja, tenia una grotesca joroba. Un día visito a un mercader de Hamburgo que tenia una hermosa hija llamada Frumtje. Moses se enamoro perdidamente de ella, pero ella le repelía su apariencia deforme. Cuando llego el momento de despedirse, Moses hizo acopio de su valor y subió las escaleras hasta donde estaba el cuarto de aquella hermosa joven, para tener la última oportunidad de hablar con ella. Era tan hermosa, pero a Moses le entristecía profundamente su negativa a mirarlo. Después de varios intentos de conversar con ella, le pregunto tímidamente:
-¿Crees que los matrimonios se crean en el cielo?,
- Si- respondió ella, todavía mirando al suelo – ¿Y tú ?…
- Sí, lo creo – contestó -. Verás. En el cielo, cada vez que un niño nace, el Señor anuncia con que niña se va a casar.
Cuando yo nací, me fue señalada mi futura esposa. Entonces el Señor añadió:
-”Pero tu esposa será jorobada”. Justo en ese momento exclamé:
-”Oh, Señor, una mujer jorobada seria una tragedia, dame a mi la joroba y permite que ella sea hermosa”.
Entonces Frumtje levantó la mirada para contemplar los ojos de Moses y un hondo recuerdo la conmovió. Alargo su mano y se la dio a Moses, tiempo después, ella se convirtió en su esposa.

 Barry y joyce Vissell.
Tomado del libro: “Sopa de pollo para el Alma”.

No llegues tarde


El párroco se estaba retirando después de 25 años a cargo de la  parroquia y los feligreses decidieron ofrecerle una cena de despedida en su honor…
Se escogió a un destacado político local, miembro de la parroquia, para dar un pequeño discurso durante la cena. Pero se retrasó y el sacerdote decidió entonces decir unas breves palabras mientras esperaban al político…
“Obtuve mi primera impresión sobre esta parroquia en la primera confesión que debí escuchar. Pensé que había sido destinado a un lugar terrible. La primera persona que entró a mi confesionario me dijo que había robado un televisor y que, al ser detenido por la policía, casi había matado al oficial. Había robado dinero a sus padres, sustraído mercancía de su sitio de trabajo, había tenido un romance con la esposa de su jefe y tomaba estupefacientes…
“Yo estaba anonadado… Pero a medida que pasaban los días, me di cuenta que la gente de esta parroquia no era nada así y que ciertamente había venido a una comunidad llena de gente buena y amable…”  Justo cuando el sacerdote terminaba sus palabras, el político entró al salón, disculpándose por la tardanza…
Inmediatamente comenzó su presentación y el discurso en honor del párroco saliente.
“…Nunca olvidaré el primer día que el Padre llegó a nuestra parroquia, -dijo el político-. De hecho, tuve el honor de ser el primero en confesarme con él…”
Humberto Guarín Gómez

No esperes


No esperes.
No hay mejor tiempo que ahora para ser feliz.
La felicidad es un viaje, no un destino.
Así, trabaja como si no necesitaras dinero.
Ama como si nunca hubieras sido lastimado.
Danza como si nadie te estuviera mirando.
No tengas miedo de que tu vida termine, ten miedo de que no comience.

Cambia y renuévate


Cuando llega el invierno, los árboles deben de suspirar de tristeza al ver como caen sus hojas.
Dicen: “Jamás volveremos a ser como antes”.
Claro que no. De otro modo, ¿Cual sería el sentido de la renovación?. Las siguientes hojas tendrán su propia personalidad, pertenecen a un nuevo verano que se acerca. Vivir es cambiar, y las estaciones nos repiten esta lección todos los años. Si tenemos un poco de paciencia, la primavera siempre llega y olvidamos el invierno de nuestra desesperación.
Cambio y renovación son leyes de vida. Es bueno acostumbrarse a ellas, y no sufrir por cosas que solo existen para traernos alegrías.

Paulo Coelho

Ofrece la otra mejilla


Existía un monasterio que estaba ubicado en lo alto de la montaña. Sus monjes eran pobres,  pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, únicos en el mundo. Eran viejos papiros, con fama universal de importantes y profundos temas.
En cierta ocasión un ladrón robó dos rollos y se fugó por la ladera. Los monjes avisaron con rapidez al abad. El superior, como un rayo, buscó la parte que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó:
-¿Que has hecho? Me has dejado con un solo rollo. No me sirve. Nadie va a venir a leer un mensaje que está incompleto. Tampoco tiene valor lo que me robaste. O me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra completa.
-Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos escritos santos.
-Bueno, toma el tercer rollo. Si no se va a perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz. Que Dios te ilumine.
Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. Estimaron que había estado flojo con el rapaz, y que era el monasterio el que había perdido. Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.
Cuenta la historia que a la semana, el ladrón regresó. Pidió hablar con el Padre Superior: “
-Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido en cambio que me permitas ingresar como monje. Mi vida se ha transformado.
Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia de la generosidad excelente.
El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y del resarcimiento. Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.
El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada, insólita. No sospecha, la conmoción, del poder incalculable de la otra mejilla.
Enrique Mariscal.
Sólo hay una manera de poner término al mal, y es el devolver bien por mal. León Tolstoi.

Estar Preparados


Hoy, mientras caminaba por la calle, me ha sorprendido un aguacero. Gracias a Dios llevaba el paraguas y la capa. Ahora bien, los dos estaban en el maletero del coche, estacionado muy lejos. Mientras corría para tomarlos, pensaba en la extraña señal que estaba recibiendo de dios: siempre tenemos los recursos necesarios para afrontar las tempestades que la vida nos prepara, pero la mayoría de las veces esos recursos están encerrados en el fondo de nuestro corazón y eso nos hace perder un tiempo enorme intentando encontrarlos. Cuando los encontramos, ya nos ha derrotado la adversidad.

Tomado del libro: “Como el río que fluye”.
Paulo Coelho.

la Nube y la Duna


Una joven nube nació en medio de una gran tempestad en el mar Mediterráneo. Pero casi no tuvo tiempo de crecer allí, pues un fuerte viento empujó a todas las nubes en dirección a África.
No bien llegaron al continente, el clima cambió: un sol generoso brillaba en el cielo y abajo se extendía la arena dorada del desierto del Sahara. El viento las continuó empujando en dirección a los bosques del sur, ya que en el desierto casi no llueve.
Entretanto, así como sucede con los jóvenes humanos, también sucede con las jóvenes nubes: la nuestra decidió desgarrarse de sus padres y de sus más viejos amigos para conocer el mundo.
-¿Qué estás haciendo? – protestó el viento. – ¡El desierto es todo igual! ¡Regresa a la formación y vayamos hasta el centro de África, donde existen montañas y árboles deslumbrantes!
 Pero la joven nube, rebelde por naturaleza, no obedeció. Poco a poco fue bajando de altitud hasta conseguir planear en una brisa suave, generosa, cerca de las arenas doradas. Después de pasear mucho, se dio cuenta de que una de las dunas le estaba sonriendo.
Vio que ella también era joven, recién formada por el viento que acababa de pasar. Y al momento se enamoró de su cabellera dorada.
- Buenos días – dijo. – ¿Cómo se vive allá abajo?
- Tengo la compañía de las otras dunas, del sol, del viento y de las caravanas que de vez en cuando pasan por aquí. A veces hace mucho calor, pero se puede aguantar. ¿Y cómo es vivir allí arriba?
-También existen el viento y el sol, pero la ventaja es que puedo pasear por el cielo y conocer muchas cosas.
- Para mí la vida es corta – dijo la duna. – cuando el viento vuelva de las selvas, desapareceré,
- ¿Y esto te entristece?
- Me da la impresión de que no sirvo para nada.
- Yo también siento lo mismo. En cuanto pase un viento nuevo, iré hacia el sur y me transformaré en lluvia. Mientras tanto, éste es mi destino.
La duna vaciló un poco, pero terminó diciendo:
- ¿Sabes que aquí en el desierto decimos que la lluvia es el Paraíso?
- No sabía que podía transformarme en algo tan importante – dijo la nube, orgullosa.
- Ya escuché varias leyendas contadas por viejas dunas. Ellas dicen que, después de la lluvia, quedamos cubiertas por hierbas y flores. Pero yo nunca sabré lo que es eso, porque en el desierto es muy difícil que llueva.
Ahora fue la nube la que vaciló. Pero enseguida volvió a abrir su amplia sonrisa:
- Si quieres, puedo cubrirte de lluvia. Aunque acabo de llegar, me he enamorado de ti, y me gustaría quedarme aquí para siempre.
- Cuando te vi por primera vez en el cielo también me enamoré – dijo la duna. – Pero si tú transformas tu linda cabellera blanca en lluvia, terminarás muriendo.
- El amor nunca muere – dijo la nube.- Se transforma. Y yo quiero mostrarte el Paraíso.
Y comenzó a acariciar a la duna con pequeñas gotas. Así permanecieron juntas mucho tiempo hasta que apareció un arco iris.
 Al día siguiente, la pequeña duna estaba cubierta de flores. Otras nubes que pasaban en dirección a África pensaban que allí estaba la parte de bosque que estaban buscando, y soltaban más lluvia. Veinte años después, la duna se había transformado en un oasis, que refrescaba a los viajeros con la sombra de sus árboles.
Todo porque, un día, una nube enamorada no había tenido miedo de dar su vida por amor.
Paulo Coelho

Instrucciones


Un día le pedí  a Dios instrucciones para vivir en la tierra. Dios acercó su voz a mi oído y me dijo:
- Sé como el Sol: levántate temprano y no te acuestes tarde.

- Sé como la Luna: brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.

- Sé como los pájaros: come, canta, bebe y vuela.

- Sé como las flores: enamoradas del  Sol, pero fieles a sus raíces.

- Sé como el buen perro: obediente, pero nada más a su señor.

- Sé como la fruta: bella por fuera, saludable por dentro.

- Sé como el día: que llega y se retira sin alardes.

- Sé como el oasis: da tu agua al sediento.

- Sé como la luciérnaga: aunque pequeña, emite su propia luz.

- Sé como el agua: buena y transparente.

- Sé como el río: siempre hacia adelante.

- Y por sobre todas las cosas, sé como el cielo: la morada de Dios.
Tomado del libro: “La vaca sin culpa”.
Jaime Lopera y Marta Inés Bernal.

Cuento sin "U"


Caminaba distraídamente por el camino y de pronto lo vio.
Allí estaba el imponente espejo de mano, al costado del sendero, como esperándolo.
Se acercó, lo alzó y se miró en él. Se vio bien.
No se vio tan joven, pero los años habían sido bastante bondadosos con él.
Sin embargo había algo desagradable en la imagen de sí mismo.
Cierta rigidez en los gestos lo conectaba con los aspectos más agrios de la propia historia:
La bronca, el desprecio, la agresión, el abandono, la soledad.
Sintió la tentación de llevárselo, pero rápidamente desechó esa idea.
Ya había bastantes cosas desagradables en el planeta para cargar con otra más. Decidió irse y olvidar para siempre ese camino y ese espejo insolente.
Caminó dos horas tratando de vencer la tentación de volver atrás hacia el espejo, ese misterioso objeto lo atraía como los imanes atraen a los metales.
Resistió y aceleró el paso.
Tarareaba canciones infantiles para no pensar en esa imagen horrible de sí mismo.
Corriendo, llegó a la casa donde había vivido desde siempre, se metió vestido en la cama y se tapó la cabeza con las sábanas.
Ya no veía el exterior, ni el sendero, ni el espejo, ni la imagen de él mismo reflejada en el espejo; pero no podía evitar la memoria de esa imagen: la del resentimiento, la del dolor, la de la soledad, la del desamor, la del miedo, la del menosprecio.
Había ciertas cosas indecibles e impensables…
…Pero él sabía dónde había empezado todo esto.
Empezó esa tarde, hace treinta y tantos años…
El niño estaba tendido, llorando frente al lago el dolor del maltrato de los otros.
Esa tarde el niño decidió borrar, para siempre, la letra del alfabeto. Esa letra. Era la U.
La letra necesaria para nombrar al otro si está presente.
La letra imprescindible para hablarles a los demás, al dirigirles la palabra.
Sin manera de nombrarlos dejarían de ser deseados… y entonces no habría motivo para sentirlos necesarios… y sin motivo ni forma de invocarlos, se sentiría, por fin, libre…..
Escribiendo sin “U” puedo hablar hasta el cansancio de mí, de lo mío, del yo, de lo que tengo, de lo que me pertenece…
Hasta puedo escribir de él, de ellos y de los otros.
Pero sin “U” no puedo hablar del tú, de lo vuestro.
No puedo hablar de lo suyo, de lo tuyo, ni siquiera de lo nuestro.
Así me pasa…
A veces pierdo la “U”…. y dejo de poder hablarte, pensarte, amarte, decirte.
Sin “U” yo me quedo pero tú desapareces…
Y sin poder nombrarte, ¿cómo podría disfrutarte?
Como en el cuento… si tú no existes, me condeno a ver lo peor de mí mismo reflejándose eternamente, en el mismo mismísimo tonto espejo.
Jorge Bucay

Evolución


Un Maestro decía:
- Desgraciadamente, es más fácil viajar que detenerse.
Los discípulos quisieron saber por qué.
- Porque mientras viajas hacia una meta, puedes aferrarte a un sueño; pero cuando te detienes, tienes que hacer frente a la realidad
- Pero entonces, ¿cómo vamos a poder cambiar si no tenemos metas ni sueños? – preguntaron perplejos los discípulos.
- Para que un cambio sea real, tiene que darse sin pretenderlo. Haced frente a la realidad y, sin quererlo, se producirá el cambio.
Tomado del libro: “150 Cuentos sufíes”.
Yalal Al-Din Rumi.

lazos de amor


Hay alguien especial para cada uno de nosotros. A menudo, nos están destinados dos, tres y hasta cuatro seres. Pertenecen a distintas generaciones y viajan a través de los mares, del tiempo y de las inmensidades celestiales para encontrarse de nuevo con nosotros. Proceden del otro lado, del cielo. Su aspecto es diferente, pero nuestro corazón los reconoce, porque los ha amado en los desiertos de Egipto iluminados por la luna y en las antiguas llanuras de Mongolia. Con ellos hemos cabalgado en remotos ejércitos de guerreros y convivido en las cuevas cubiertas de arena de la Antigüedad. Estamos unidos a ellos por los vínculos de la eternidad y nunca nos abandonarán.
Es posible que nuestra mente diga: “Yo no te conozco”. Pero el corazón sí le conoce.
Él o ella nos agarran de la mano por primera vez y el recuerdo de ese contacto trasciende el tiempo y sacude cada uno de los átomos de nuestro ser. Nos miran a los ojos y vemos a un alma gemela a través de los siglos. El corazón nos da un vuelco. Se nos pone la piel de gallina. En ese momento todo lo demás pierde importancia.
Puede que no nos reconozcan a pesar de que finalmente nos hayamos encontrado otra vez, aunque nosotros sí sepamos quiénes son. Sentimos el vínculo que nos une. También intuimos las posibilidades, el futuro. En cambio, él o ella no lo ve. Sus temores, su intelecto y sus problemas forman un velo que cubre los ojos de su corazón, y no nos permite que se lo retiremos. Sufrimos y nos lamentamos mientras el individuo en cuestión sigue su camino. Tal es la fragilidad del destino.
La pasión que surge del mutuo reconocimiento supera la intensidad de cualquier erupción volcánica, y se libera una tremenda energía. Podemos reconocer a nuestra alma gemela de un modo inmediato. Nos invade de repente un sentimiento de familiaridad, sentimos que ya conocemos profundamente a esta persona, a un nivel que rebasa los límites de la conciencia, con una profundidad que normalmente está reservada para los miembros más íntimos de la familia. O incluso más profundamente. De una forma intuitiva, sabemos qué decir y cuál será su reacción. Sentimos una seguridad y una confianza enormes, que no se adquieren en días, semanas o meses.
Pero el reconocimiento se da casi siempre de un modo lento y sutil. La conciencia se ilumina a medida que el velo se va descorriendo. No todo el mundo está preparado para percatarse al instante.
Hay que esperar el momento adecuado, y la persona que se da cuenta primero tiene que ser paciente.
Gracias a una mirada, un sueño, un recuerdo o un sentimiento podemos llegar a reconocer a un alma gemela. Sus manos nos rozan o sus labios nos besan, y nuestra alma recobra vida súbitamente.
El contacto que nos despierta tal vez sea el de un hijo, hermano, pariente o amigo íntimo.
O puede tratarse de nuestro ser amado que, a través de los siglos; llega a nosotros y nos besa de nuevo para recordarnos que permaneceremos siempre juntos, hasta la eternidad.
Brian Weiss.

No te dejes vencer por el desaliento


Un grupo de ranas paseaban alegremente por el bosque y, de improviso, dos de ellas cayeron en un pozo profundo. Las compañeras se reunieron alrededor de la fosa y observaron con desesperación que era muy profunda. Comenzaron entonces a gritarles a las dos ranas desdichadas, que para los efectos prácticos, se debían dar por muertas. Las desahuciaron.
En el fondo de su triste suerte ninguna de las dos víctimas escucharon el terrible diagnóstico, y comenzaron a saltar violentamente. El coro asesor, desde afuera seguía colaborando con la advertencia de que todos los esfuerzos serian vanos: había que tomar la sana decisión de resignarse.
Una de las ranas, al ganar altura, presto atención al aviso, y acepto su condición fatal. Se desplomo y murió. La otra en cambio siguió saltando tan fuerte como le era posible, ganando cada vez mas flexibilidad y altura, mientras el conjunto de amigas le gritaba que abandone el sufrimiento inútil y que se entregue, de brazos y piernas cruzadas, a mejor vida.
La ranita, en cambio, salto más y ante el asombro general salió triunfante del pozo. Las otras ranas, estupefactas y contrariadas, le preguntaron si no escuchaban los informes negativos que le decían. La rana, agotada, explicó que era sorda. “En la emergencia siempre pensé que me estaban alentando a salir del hoyo y seguí saltando para no defraudar a tantos amigos leales”.
Escucha la Verdad, siempre esta hablando.
Utiliza además la sabia indiferencia para la voz de desaliento, que puede tener, a veces, fundamento racional, pero que siempre carece de inteligencia creativa.

Tomado del libro: “Cuentos para regalar exclusivamente a Dioses”.
Enrique Mariscal

Fuerza y coraje


Es preciso tener fuerza para ser firme,
pero es preciso tener coraje para ser gentil.

Es preciso tener fuerza para defenderse,

pero es preciso tener coraje para bajar la guardia.

Es preciso tener fuerza para ganar una guerra,

pero es preciso tener coraje para rendirse.

Es preciso tener fuerza para estar en lo cierto,

pero es preciso coraje para tener duda.

Es preciso fuerza para mantenerse en forma,

pero es preciso coraje para mantenerse en pie.

Es preciso tener fuerza para sentir el dolor de un amigo, pero es preciso coraje para sentir los propios dolores.

Es preciso tener fuerza para esconder los propios males,
pero es preciso coraje para demostrarlos.

Es preciso tener fuerza para soportar el abuso,
pero es preciso coraje para hacerlo parar.

Es preciso tener fuerza para quedarse solo,
pero es preciso tener coraje para pedir apoyo.

Es preciso tener fuerza para amar,
pero es preciso tener coraje para ser amado.

Es preciso tener fuerza para sobrevivir,
pero es preciso coraje para vivir.

Autor: Jorge Bucay (El camino del encuentro)

Queda prohibido


Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber qué hacer,
tener miedo a los recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,

no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,

hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido abandonar a tus amigos,

no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles sólo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa ...
todo porque los caminos han dejado de abrazarse,
olvidar el pasado y pagarlo con el presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas no valen más que la tuya,
no saber que cada una tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

Autor: Pablo Neruda

viernes, 25 de febrero de 2011

Por qué hemos de escuchar al corazón?


- ¿Por qué hemos de escuchar el corazón? - preguntó el muchacho cuando acamparon aquel día.

- Porque donde él esté, es donde estará tu tesoro.


- Mi corazón se halla agitado - dijo el muchacho. Tiene sueños, se emociona y está apasionado por una mujer del desierto. Me pide cosas y no me deja dormir muchas noches, cuando pienso en ella.


- Es bueno. Tu corazón está vivo. Sigue escuchando lo que él tiene para decir.


En los tres días siguientes, los dos pasaron junto a algunos guerreros, y vieron a otros guerreros en el horizonte.


El corazón del muchacho empezó a hablar sobre el miedo.

Contábale al muchacho historias que había oído al Alma del Mundo, historias de hombres que fueron en busca de sus tesoros y jamás los encontraron.

A veces, asustaba al muchacho con el pensamiento de que podría no conseguir el tesoro, o podría morir en el desierto.

Otras veces, le decía que ya estaba satisfecho, que ya había encontrado un amor y muchas monedas de oro.

- Mi corazón es traicionero - dijo el muchacho al Alquimista, cuando pararon para descansar un poco los caballos.

- No quiere que continúe.

- Eso es bueno - respondió el Alquimista -. Demuestra que tu corazón está vivo. Es natural cambiar un sueño por todo aquello que ya se consiguió.

- Entonces, ¿por qué debo escuchar mi corazón?

- Porque no conseguirás nunca mantenerlo callado. E incluso si finges no escuchar lo que dice, él estará dentro de tu pecho, repitiendo siempre lo que piensa sobre la vida y el mundo.

- ¿Incluso aún siendo traicionero?

- La traición es el golpe que tú no esperas. Si conoces bien tu corazón, él jamás lo conseguirá.

Nadie logra huir de su corazón. Por eso, es mejor escuchar lo que él dice.

Para que jamás venga un golpe que tú no esperas.

El muchacho seguía escuchando su corazón, mientras caminaban por el desierto.

Llegó a conocer sus artimañas y sus trucos y llegó a aceptarlo como era.

Entonces, el muchacho dejó de tener miedo, y dejó de tener ganas de volver, porque una tarde su corazón le dijo que estaba contento.

"Incluso si protesto un poco", decía su corazón, "es porque soy un corazón de hombre, y los corazones de hombres son así.

Tienen miedo de realizar sus mayores sueños, porque encuentran que no lo merecen o que no van a conseguirlos.

Nosotros, los corazones, morimos de miedo sólo de pensar en amores que partieron para siempre, en momentos que podrían haber sido maravillosos y que no lo fueron, en tesoros que podrían haber sido descubiertos y quedaron para siempre escondidos en la arena.

Porque cuando esto acontece, terminamos sufriendo mucho".

- Mi corazón tiene miedo de sufrir - dijo el muchacho, una noche en que miraban el cielo sin luna.

- Dile que el miedo de sufrir es peor que el propio sufrimiento. Y que ningún corazón jamás sufrió cuando fue en busca de sus sueños, porque cada momento de búsqueda es un momento de encuentro con Dios y con la Eternidad.

-Cada momento de búsqueda es un momento de encuentro - dijo el muchacho a su corazón.

Mientras buscaba mi tesoro, todos los días fueron luminosos, porque yo sabía que cada hora formaba parte del sueño de encontrar.

Mientras yo buscaba este mi tesoro, descubrí en el camino cosas que jamás había soñado encontrar, si no hubiese tenido el valor de intentar cosas imposibles para los pastores.

Entonces, su corazón permaneció silencioso una tarde entera.

De noche, el muchacho durmió tranquilo, y cuando despertó, su corazón empezó a hablarle de las cosas del Alma del Mundo.

Dijo que todo hombre feliz era un hombre que llevaba a Dios dentro de sí.

Y que la felicidad podría ser encontrada en un simple grano de arena del desierto, como ya había dicho el Alquimista.

Porque un grano de arena es un momento de la Creación, y el Universo tardó millares de millones de años para crearlo.

"Cada hombre sobre la faz de la Tierra tiene un tesoro que le está esperando", dijo su corazón.

"Nosotros, los corazones, acostumbramos a hablar poco de estos tesoros, porque los hombres ya no quieren encontrarlos.

Sólo hablamos a los niños.

Después, dejamos que la vida encamine a cada uno en dirección a su destino.

Pero, desgraciadamente, pocos siguen el camino que les ha sido trazado y que es el de la Historia Personal, y de la felicidad.

Les parece que el mundo es una cosa amenazadora, y por esto el mundo se convierte en una cosa amenazadora.

Entonces nosotros, los corazones, vamos hablando cada vez más quedo pero no nos callamos nunca.

Y procuramos que nuestras palabras no sean oídas: no queremos que los hombres sufran porque no siguieron a sus corazones".

¿Por qué los corazones no les dicen a los hombres que deben continuar siguiendo sus sueños? Preguntó el muchacho al Alquimista.

-Porque, en este caso, el corazón es el que sufre más. Y a los corazones no les gusta sufrir.

El muchacho entendió a su corazón a partir de aquel día. Pidió que nunca más lo dejase.

Pidió que, cuando estuviese lejos de sus sueños, el corazón apretase en el pecho y diese la señal de alarma.

El muchacho juró que siempre que escuchase esta señal, también la seguiría.

Aquella noche habló de todo ello con el Alquimista.

Y el Alquimista comprendió que el corazón del muchacho se había vuelto hacia el Alma del Mundo.

- ¿Qué hago ahora? - preguntó el muchacho.

- Sigue en dirección a las Pirámides - dijo el Alquimista -. Y continúa atento a las señales. Tu corazón ya es capaz de mostrarte el tesoro.

- ¿Era eso lo que me faltaba saber?

- No - respondió el Alquimista-. Lo que te falta saber es lo siguiente: "Siempre antes de realizar un sueño, el Alma del Mundo decide examinar todo aquello que se aprendió durante la caminata.

Ella hace esto no porque sea mala, sino para que podamos, junto con nuestro sueño, conquistar también las lecciones que aprendemos siguiendo en dirección a él.

Es el momento en que la mayor parte de las personas desiste.

Es lo que llamamos, en lenguaje del desierto, "morir de sed cuando las palmeras ya aparecieron en el horizonte"

"Una búsqueda empieza con la Suerte de Principiante. Y termina siempre con la Prueba del conquistador".

El muchacho recordó un viejo proverbio de su tierra.

Decía que la hora más oscura era la que venía antes de salir el sol...

Autor: Paulo Coelho (El Alquimista)

Aprendizaje


He aprendido:

- Que no tenemos que cambiar a los amigos, si entendemos que los amigos no cambian.


- Que no importa qué tan bueno es un amigo, me va a lastimar en algún momento y le debo perdonar por ello.


- Que la amistad verdadera continua creciendo, aun más allá de la distancia. Lo mismo pasa con el amor.


- Que puedo hacer algo en un instante, que me causará dolor de por vida.


- Que me está tomando mucho tiempo, llegar a ser la persona que quiero ser.


- Que siempre debo dejar con palabras de amor a las personas que quiero. Puede ser la última vez que las veo.


- Que puedo seguir adelante, mucho después de que no pueda seguir.


- Que somos responsables por lo que hacemos, no importa cómo nos sintamos.

- Que si no controlo mi actitud, ella me controlará a mí.

- Que sin importar que tan excitante es una relación al principio, la pasión se desvanece y más vale que haya otra cosa que tome su lugar.

- Que los héroes son las personas que hacen lo que se tiene que hacer, cuando se necesita hacerlo, sin importar las consecuencias.

- Que el dinero es una pésima forma de mantener el marcador.

- Que mi mejor amigo y yo, podemos hacer cualquier cosa o no hacer nada, y pasar el mejor tiempo.

- Que a veces las personas que esperas que te pateen cuando estás derrotado, son los que te ayudarán a levantarte.

- Que a veces, cuando estoy enojado, y aunque tenga derecho para estarlo, eso no me da el derecho de ser cruel.

- Que por el hecho de que una persona no me quiera como yo quisiera que lo hiciera, no significa que no me quiera con todo lo que tiene.

- Que la madurez tiene más que ver con las experiencias que he tenido y lo que he aprendido de ellas, que con el número de cumpleaños que he celebrado.

- Que no siempre es suficiente ser perdonado por los demás, a veces tengo que aprender a perdonarme a mi mismo.

- Que no importa que esté roto mi corazón, el mundo no se detiene por mi pena.

- Que nuestro pasado y nuestras circunstancias pueden haber influenciado quienes somos, pero somos responsables por quien llegamos a ser.

- Que el hecho de que dos personas discutan no significa que no se quieran el uno a la otra; y el hecho de que no discutan, no significa que sí se quieran.

- Que no debo insistir tanto en encontrar un secreto, podría cambiar mi vida para siempre.

- Que dos personas pueden ver exactamente la misma cosa, y ver algo totalmente diferente.

- Que aun cuando pienso que no tengo más que dar, cuando un amigo llora, encontraré fuerza para ayudarle.

- Que los títulos en la pared, no me hacen una persona decente.

- Que las personas por las que más me preocupo en la vida, se van demasiado pronto.

Autor: John Osire

Con el tiempo...


Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo te das cuenta que casarse solo porque "ya me urge" es una clara advertencia de que tu matrimonio será un fracaso.


Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.


Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.


Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día lloraras por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen, ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres, ante una tumba..., ya no tiene ningún sentido.

Autor: Jorge Luis Borges

La fortaleza de un hombre


La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros...

Está en el tamaño de sus brazos cuando abrazan.

La fortaleza de un hombre no está en lo profundo del tono de su voz...

Está en la gentileza que usa en sus palabras.

La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tiene...

Está en lo buen amigo que se vuelve de sus hijos

La fortaleza de un hombre no está en cómo lo respetan en su trabajo...

Está en cómo es respetado en casa.

La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho...

Está en su corazón.

La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear...

Está en lo cuidadoso de sus caricias.

La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado...

Está en poder ser verdaderamente de una mujer.

La fortaleza de un hombre no está en el peso que pueda levantar...

Está en las cargas que pueda llevar a cuestas.

Reglas para ser humano


Recibirás un Cuerpo.

Puede gustarte o no, pero será tuyo durante todo el tiempo que estés aquí.
Aprenderás Lecciones.

Estas inscripto en una escuela informal de tiempo completo llamada vida. En esta escuela cada día tendrás la oportunidad de aprender clases. Es posible que las lecciones te gusten o que te parezcan irrelevantes y tontas.

No Hay Errores, Sólo Lecciones.

El crecimiento es un proceso de prueba y error: es una experimentación. Los experimentos fallidos forman parte del proceso en igual medida que el experimento que funciona bien.

Las Lecciones no Tienen Fin.

No hay nada en la vida que no contenga sus lecciones. Si estás vivo, siempre tendrás algo para aprender.

"Allí "no es Mejor que "Aquí "

Cuando tu "Allí " se convierte en un "Aquí " simplemente tendrás otro "Allí " que de nuevo parecerá mejor.

Los Otros no son más que tus espejos.

No puedes amar u odiar algo en otra persona a menos que refleje algo que amas u odias en ti mismo.

Lo que haces de tu vida depende de ti.

Tienes todas las herramientas y los recursos que necesitas. Lo que hagas con ellos depende de ti. La decisión es tuya.

Tus respuestas están dentro de ti.

Las respuestas a las interrogantes de la Vida están en tu interior. Todo lo que debes hacer es mirar, escuchar y confiar.

Olvidarás todo esto...

...Pero siempre que quieras, podrás recordarlo.

En el camino aprendí


En el camino aprendí, que llegar alto no es CRECER,
que mirar no siempre es VER, ni escuchar es OÍR.

Ni lamentarse es SENTIR, ni acostumbrarse es QUERER.

En el camino aprendí, que andar solo no es SOLEDAD
que cobardía no es PAZ, ni ser feliz SONREÍR.

Y que peor que mentir, es silenciar LA VERDAD.

En el camino aprendí, que puede un sueño de AMOR,
abrirse como una FLOR, y como esa flor MORIR,
pero en su breve existir, es todo AROMA Y COLOR.

Y en el camino aprendí, que la humildad no es sumisión.

La humildad es ese Don que suele confundir,
NO ES LO MISMO SER SERVIL QUE SER UN BUEN SERVIDOR.

CUANDO VAYAN MAL LAS COSAS, COMO A VECES SUELEN IR...
Cuando tu camino sólo ofrezca cuestas que subir,
cuando tengas poco haber pero mucho que pagar,
y precises sonreír aún teniendo que llorar...
CUANDO EL DOLOR TE AGOBIE y no puedas ya sufrir,
DESCANSAR ACASO DEBES, PERO NUNCA DESISTIR.

"CUANDO TODO ESTÉ PEOR... ¡MÁS DEBEMOS INSISTIR!"

Consejos para vivir feliz


"Tus críticas abrillantan mi espejo"

Si comprendes quien eres y te respetas, las críticas no te supondrán ningún problema sino que te brindarán la oportunidad de volverte una persona mejor.


Cuando te sientes imperfecto o inseguro, la crítica es como una amenaza y crees que debes defenderte.


Cuando te sientes seguro, no perfecto sino seguro, puedes escuchar las críticas y tener en cuenta su valor. Puedes decir, "lo siento", y "gracias por abrillantar mi espejo".


Y cuando sea conveniente podrás aprender de las críticas y mejorar tu conducta. Digo cuando sea apropiado porque hay personas a las que les encanta encontrar defectos en otros. Ése es su problema...

Recuerda que todos somos lienzos en blanco. Si presentas un lienzo en blanco como tu obra de arte, no te pondrán buena nota. Pero la creación empieza cuando comienzas a trabajar, sobre todo si consideras el lienzo en blanco una oportunidad de expresar tu talento y no una posibilidad de fracasar. Y recuerda que el lienzo no se termina mientras dura la vida.

Cuando nos encontramos fluyendo en la dirección incorrecta, es más fácil pensar en quién tiene la culpa que cambiar de dirección. Piensa en ello. Imagina que tomas un tren y tan pronto como sale de la estación te das cuenta de que va en dirección equivocada. ¿Te enfadas y echas la culpa al tren o reconoces tu error, te bajas en la primera estación y cambias de andén para tomar el correcto?

Culpar a los demás de nuestra pérdida de rumbo es tentador. Recibimos mucha información sobre la vida pero poca educación de la vida por parte de nuestros padres, maestros y otras figuras de autoridad, que por su experiencia saben más de ella. La información se basa en los hechos, la educación en la sabiduría y el conocimiento de cómo amar y cómo sobrevivir. Pero, por más consejos que te den, eres tú quién decide que tren tomar. Mientras recorres la vida, presta atención a los indicadores y las estaciones.

Si no te gusta lo que ves, tira del freno de emergencia y bájate del tren. No hay otro interventor que lo haga por ti ni tienes que pedir permiso a nadie para hacerlo. Es tu vida, tu viaje, el que tu mismo conduces.

Autor: Dr. Bernie Siegel, "Consejos para vivir feliz"

Vive!


Camina por donde nunca nadie antes haya caminado. Haz lo que nunca nadie antes haya hecho Deja tus propias huellas... y no pises sobre las huellas de los demás porque no dejarás marca.

Si caminas por donde ya hayas caminado, encontrarás lo que ya has encontrado. Si te atrae una luz, síguela. Si te conduce a un pantano, ya saldrás de él... Pero si no la sigues, te preguntarás toda la vida si acaso era una estrella.


Cada día que vives es una ocasión especial. La vida, por muy dura que se ponga a veces, se ve mejor desde detrás de una pequeña sonrisa. A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino sólo entre las lágrimas; entonces hay que saberse decidir por las más hermosas.


Sueña lo que te atrevas a soñar. Ve donde quieras ir. Sé lo que quieras ser. ¡Vive!. El que quiere hacer algo, encuentra el camino. El que no quiere hacer nada, encuentra una excusa. Nunca se te da un sueño sin que se te den también los medios para que lo realices.

La felicidad es como la mariposa... cuanto más la persigues más te eludirá, pero si vuelves tu atención a otras cosas vendrá y suavemente se posará en tu hombro.

No son muertos los que descansan en una tumba fría, son muertos los que teniendo el alma muerta ¡viven todavía!

Aunque no sepas la explicación, nada ocurre sin razón.

De los miedos nacen los corajes


De los miedos nacen los corajes y de las dudas, las certezas.

Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón.


Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.


La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día.


En esa fe, fugitiva, creo.


Me resulta la única fe digna de confianza, por lo mucho que se parece al bicho humano, "tozudo" pero sagrado, y a la loca aventura de vivir el mundo.

Autor: Eduardo Galeano

El joven que quería cambiar el mundo


Hubo una vez un joven que quería cambiar al mundo, que predicó su filosofía y su verdad en los mejores años de su vida pero veía que sus esfuerzos eran vanos.

De pronto decidió continuar, ya no con el mundo, sino con su país.


Ahí hablaban su mismo lenguaje, y le entenderían mejor y además, si lograba cambiar a su país cambiaría al mundo.


Así pues los años siguientes se dedicó a recorrerlo y obtuvo el mismo resultado, todo esfuerzo de cambio fue inútil.


Recapacitó y decidió que tenía que empezar por su ciudad natal, ahí conocía bien las costumbres y creencias y, al cambiar a su ciudad cambiaría a su país y después al mundo.

En este momento era ya un hombre y recorrió su ciudad confiando en que, por su experiencia, los demás lo seguirían, pero el resultado fue igualmente negativo.

Siendo ya un anciano recapacitó y pensó que en toda su vida había vivido en un error, que debió haber empezado por su familia, y así cambiando a su familia cambiaría a su ciudad, a su país y por último al mundo.

Y fue así como dedicó los años que le quedaban de vida, tratando de cambiar a la gente más cercana a él, con los mismos resultados, el cambio jamás se gestó.

Ya en su lecho de muerte le sobrevino este pensamiento:
¡Me equivoqué siempre, si hubiera empezado por mí, mi familia hubiera cambiado, y mi ciudad, y mi país y mi mundo!


¿Y tú hasta cuándo vas a esperar para cambiar?

El martillo, el agua y la piedra


El monasterio a orillas del río Piedra está rodeado de una linda vegetación, verdadero oasis en los campos estériles de esa parte de España. Allí, el pequeño río se transformó en una caudalosa corriente y se dividió en decenas de cascadas.

Camino por ese lugar, escuchando la música de las aguas. De repente, una gruta debajo de una de las cascadas me llama la atención. Miro cuidadosamente la piedra gastada por el tiempo, las bellas formas que crea la naturaleza porque es paciente. Y descubro, escrito en una pequeña placa, los versos de R. Tagore:


"No fue el martillo el que dejó estas piedras perfectas, sino el agua con su dulzura, su danza y su canción."

Donde la dureza sólo puede destruir, la suavidad consigue esculpir.

Autor: Paulo Cohelo

No te rindas


No te rindas, aún estás a tiempo de abrazar la vida y comenzar de nuevo, aceptar tu sombra, liberar el lastre y retomar el vuelo.

No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.


No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.


Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido porque existe el vino y el amor es cierto, porque no hay herida que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos, bajar el puente y cruzar el foso, abandonar las murallas que te protegieron, volver a la vida y aceptar el reto.

Recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida, remontar los cielos.

No te rindas, por favor, AMIGO.

Autor: Mario Benedetti