martes, 1 de marzo de 2011

Sueño


Una vez, en el lugar más hermoso del universo, vivía un niño llamado Sueño, el cual anhelaba crecer y conocer otros mundos.
Sueño se divertía por allá en lo alto, por las nubes, jugando y jugando todo el día. Una vez, Sueño se dio cuenta que el no crecía como crecían sus amigos, además, empezó a sentirse muy débil y poco a poco perdió sus ganas de jugar.
Un gran día DIOS, desde el cielo, al ver a su amado hijo Sueño tan débil, envió un mensajero que llevaba consigo un maletín muy especial que contenía alimentos divinos para así fortalecer y hacer crecer a Sueño.
Desde el mismo instante en que aquel mensajero llego. Sueño empezó a sentirse mejor y mejor, ya que cada día aquel mensajero lo alimentaba con aquellos celestiales manjares.
Muchos caldos de constancia con fuerza, platos muy nutritivos de voluntad y trabajo, postres hechos a base de paciencia, fantásticos jugos hechos con decisión y, lo más importante, tratándolo con mucha confianza y, sobre todo, mucho amor a DIOS.
Sueño creció y creció, y llego a dejar de ser Sueño para convertirse en Meta, y claro que siguió jugando, pero ya no por las nubes, sino aquí, en la Tierra, y conoció otros mundos, mundos como la felicidad y la satisfacción, y un día no muy lejano Meta dejo de ser Meta y se transformo en REALIDAD.
Tomado del libro: “Más cuentos con Alma”.
Rosario Gómez

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