Había un hombre que ganó trescientas monedas de oro, una cantidad tan grande que no sabía donde guardarla. Hizo un agujero en el jardín y las enterró poniendo un letrero que decía “aquí no hay trescientas monedas de oro”. Su vecino, de nombre Wang Er, se extrañó del comportamiento nervioso del hombre y fue al jardín, desenterró la plata y dejó un letrero que decía “Wang Er no se las llevó”.
Cuanto más intentes ocultar algo más se descubre.
Autor Desconocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario